La singular geografía de Chile se presenta como una amplia gama de paisajes diversos, con una diversidad climática de proporciones continentales. En la misma distancia que separa Los Ángeles de Nueva York, es posible encontrar un marcado contraste entre escenarios de características opuestas: desde el casquete polar antártico hasta el desierto más árido del mundo (Atacama), o desde una metrópolis moderna como Santiago hasta la remota Isla de Pascua.

También existen multitud de paisajes vírgenes repletos de ríos, lagos, glaciares, bosques, montañas, playas, acantilados, páramos, ciudades, pueblos, aldeas, etc. Además de la singular belleza de algunos de estos lugares únicos, prácticamente cualquier otro paisaje del mundo puede ser fácilmente imitado en nuestro país a un coste muy bajo.